15/7/10

Canción sorda

Una libélula vino de visita. Entró de prisa, como si buscara algo. Y de pronto, estática, pintada en la pared. Cargando historias de otro siglo, transparentes hasta el infinito.
Se acercó a mi oído, y las cantó una a una. Me contó de la verdad en la lluvia, y la risa de un despertar. Me contó de bosques y mares, y de la inmensidad del silencio.
Me cantó en suspiros los sueños invisibles de éste y otros ayeres. Desde las estrellas más lejanas, hasta las arenas más profundas. Me cantó en el eco de los días, aompañando un acordeón.
Y se fabricó una grandiosa melodía, que duró la eternidad.

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