29/6/09

magicomusical

Tengo un duende que va conmigo por doquier. Es pequeño y vivaracho, de ojos pizpiretos. Viste de naranja, porque dice que el verde es muy común entre su clase. Tiene manos grandes y regordetas, y unos cuantos pelillos que disimulan una barba. Cabellos alborotados y un enorme sombrero que deja lucir de más sus orejas puntiagudas. Botas en verano, y chancleta por invierno, pero siempre con sus largas calcetas. Me suspira canciones al oído cuando nota una lagrima por venir, al tiempo que sus cascabeles danzan para un lado y para otro. Le cuento de sueños y quimeras, mientras se relame los bigotes formulando preguntas al azar. Por las noches me lleva de la mano a mundos aislados, mundos que no han sido aún explorados. A veces le da por ser travieso, colándose entre las rejillas del balcón, sacudiendo los aires a su paso. Le gusta verme sonreír cuando las gotas caen sobre la ventana. Acompaña mis pasos sin cuestionar, mirando hacia delante para prevenirme tropiezos. Mi duende, el que siempre va conmigo, que solo mis ojos pueden ver.

des.en.tendimiento

No voy a correr con la pata chueca. Volar tal vez..depende qué tan alto. Sin aterrizaje forzoso. Por nubes escondidas bajo el sol. Rompiendo el aire. Tarde. Cerca. Lejos hasta explotar. Compartiendo cielos salpicados de aromas. Sin dejar escapar la razón, que es lo único que salva después de todo. Despacio, pero sin calma. Resguardo lo mejor para el final. Cuando el dulce sabor de boca ya no sea suficiente, y las ramas parezcan llegar al fondo. Fuera de control la infinita hora que marca la muerte. A mis pies la mágica desaparición de lo indiscutible. Abriendo una cubierta nunca antes vista, con páginas de otro color. Lado a lado.

Instrospección

Flotando entre sube y bajas, ya viene seguro el corazón. Suelta hasta el fondo, el frío piso que escama la piel, ya no sé si caí o me levanté. Hoy dejo la ilusión en el buró. Ya no pesa la razón, no hay vuelta atrás. Raya continua, sin rebasar. Recuperando lo olvidado en alguna noche de agua, o en una esquina perdida, amarrando los tobillos, tanta brecha que falta por pisar. Y si me pierdo encuentro nuevos caminos, poniendo notas a mi andar. Alcanzando estelas de cielos desconocidos, a tragos de luz, rompiendo en lo lateral, por mares de otro sabor. Encontrándome en cada pedazo.

adios

Estoy regresando a mí. Pero más ligera.
Las maletas las dejé a la entrada del vagón. ¿Destino? el que sea, lejos de mí.
Van dentro todos los sueños de insomnio, las incontrolables lagrimas acidas, los puños apretados, la decepción y el arrepentimiento. Empaqué también las ilusiones muertas, junto al cansancio del corazón.
Así los aires de noche refrescan, así puedo explotar por dentro sin temor. Así camino a paso ligero, destellando porque me encontré la otra vez, y no pienso soltarme de nuevo.

desde mi balcón*

Dejo atrás lo que hasta ahora pesaba
no espero nada, y nada temo
abro los ojos al cielo, sin rendir cuentas
me acompaña una luz brillante, no me deja morir,
justo alado de mí.
Vuelvo a arrancar, ésta vez va por mi cuenta.
despegando, te respiro. Y me vuelvo a encontrar. En ti.