29/6/09

magicomusical

Tengo un duende que va conmigo por doquier. Es pequeño y vivaracho, de ojos pizpiretos. Viste de naranja, porque dice que el verde es muy común entre su clase. Tiene manos grandes y regordetas, y unos cuantos pelillos que disimulan una barba. Cabellos alborotados y un enorme sombrero que deja lucir de más sus orejas puntiagudas. Botas en verano, y chancleta por invierno, pero siempre con sus largas calcetas. Me suspira canciones al oído cuando nota una lagrima por venir, al tiempo que sus cascabeles danzan para un lado y para otro. Le cuento de sueños y quimeras, mientras se relame los bigotes formulando preguntas al azar. Por las noches me lleva de la mano a mundos aislados, mundos que no han sido aún explorados. A veces le da por ser travieso, colándose entre las rejillas del balcón, sacudiendo los aires a su paso. Le gusta verme sonreír cuando las gotas caen sobre la ventana. Acompaña mis pasos sin cuestionar, mirando hacia delante para prevenirme tropiezos. Mi duende, el que siempre va conmigo, que solo mis ojos pueden ver.

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